La lengua une a las personas. Por eso, más allá de su enorme utilidad para el ámbito laboral, el aprendizaje temprano de idiomas es una enorme oportunidad para transmitir a nuestr@s hij@s valores como la empatía, la tolerancia, la solidaridad o la capacidad de trabajo en equipo.
Cómo fomentar aprender idiomas en la infancia
Lo ideal para que l@s peques aprendan idiomas a temprana edad es que los escuchen en su entorno. Es decir: que al menos uno de sus progenitores sea bilingüe. Pero como no todos tenemos la suerte de hablar varias lenguas de forma nativa, los colegios bilingües, las academias y las clases particulares son los recursos más eficaces.
Hoy en día existen portales especializados en encontrar profesores particulares de cualquier materia, por ejemplo el inglés, a través de sites especializados en búsquedas incluso muy concretas. Por ejemplo: profesores de inglés en Madrid a domicilio con SofiaSquare.
Las clases particulares resultan útiles porque, si bien es cierto que existen jardines de infancia bilingües, a veces resulta complicado encontrar una academia con un método efectivo para niñ@s tan pequeños. Por la sencilla razón de que no son ni siquiera capaces de mantenerse sentados durante más de 10 minutos, así que hay que saber entretenerles y divertirles mediante actividades acordes a su edad.
Con las academias, lo cierto es que yo no tengo muy buena experiencia ya que por muy nativo que sea el profesor, al final el grupo avanza a medida que la mayor parte de sus miembros lo hace e impide recibir una atención totalmente personalizada. Como consecuencia, te terminas aburriendo o frustrando en el camino. Sin embargo, a las clases particulares que recibí de pequeña sí que les saqué bastante partido.
En cambio, los profesores especializados en el aprendizaje de idiomas a edades tempranas, saben cómo divertir y estimular a los niños mediante el juego, ya que forzar u obligar a un niño durante su aprendizaje puede resultar totalmente contraproducente.
En casa también podemos fomentar el aprendizaje temprano de idiomas con empatía, paciencia, comprensión, tolerancia y respeto. Adecuándonos siempre al ritmo del niño y sin obligarles nunca, podemos despertar su interés por otras lenguas y potenciar su aprendizaje mediante la música, los cuentos, los dibujos animados y los juegos de mesa.
Con el paso del tiempo y cuando sean más mayores, también podemos animarles a realizar un curso de idiomas en el extranjero o acudir a un campamento de verano especializado en idiomas. Y viajar, viajar mucho y en familia para fomentar el conocimiento de culturas diferentes y permitirles hacer amigos con los que poder practicar el idioma a distancia una vez de vuelta a casa.
Cuándo comenzar
Cuanto antes, mejor. ¿Por qué, según los expertos, es mejor y más fácil aprender un idioma cuando somos pequeños? La neurociencia nos explica que las redes neuronales de los niños son más activas y capaces para aprender cosas nuevas.
La «mente absorbente» de l@s niñ@s entre los 0 y los 3 años es capaz de diferenciar los fonemas de varios idiomas y aprender de forma simultánea la pronunciación y el uso de varias lenguas. A partir los 36 meses l@s niñ@s pierden esa capacidad innata de aprender lenguas prácticamente sin darse cuenta, aunque en un segundo periodo de 3 a los 6 años sus capacidades para los idiomas continúan siendo altas.
A partir de los 7 años, sin embargo disminuye notablemente la capacidad para entender, asimilar y adquirir idiomas diferentes al propio.
Aprender idiomas a edad temprana: mucho más que una cuestión académica
Más allá de su innegable valor académico, los idiomas ofrecen una fuente inagotable de valores y beneficios personales a l@s niñ@s que los practican desde pequeños. Aprender un idioma nuevo les da a los más pequeños mayores oportunidades de un futuro, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
Hoy en día vivimos en un mundo globalizado y nuestra sociedad es cada vez más diversa, multirracial e inclusiva. En este contexto sociocultural, el idioma es la llave que permite el acceso a la mayor parte del mundo, les permite encajar en cualquier lugar del globo y relacionarse con cualquier tipo de gente.
El aprendizaje de un idioma nuevo también conlleva el conocimiento de su cultura, su país y sus costumbres. L@s niñ@s, por tanto, son conscientes desde muy pequeños que comparten el mundo con personas de muy diversas culturas y que hablan diferentes idiomas.
Aprender un idioma nuevo les permite relacionarse con ellas, perder los prejuicios y cultivar valores tan importantes como la empatía, la no discriminación, la tolerancia, la solidaridad, la sociabilidad, el trabajo en equipo y el compañerismo.
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